lunes, 24 de julio de 2023

Ya nos veremos...

¿Alguna vez se han preguntado cómo llegaron a este momento? No me refiero a este festejo, sino al momento en que se cuestionan sobre cuáles son las circunstancias que los han traído hasta aquí. ¿Han considerado que su camino, por largo que parezca, apenas inicia? Y aunque para algunos este será el último peldaño educativo en el que incursionen, para otros significa el principio de cualquier cosa que les depare el futuro que, si me permiten mencionarlo, hay quienes dicen que no es muy alentador… pero sí con muchas oportunidades de diferentes colores y dimensiones.


Ustedes, como yo, somos parte de esa generación que, durante los siguientes cinco años, tendremos en común la necesidad de sacudirnos una pandemia de carácter mundial que nos ha marcado como dependientes, poco tolerantes al fracaso, producto de padres de algodón que, en un afán de sobreprotección, no nos han permitido hacer y aprender en situaciones equiparables con la realidad, sino en ambientes controlados por ellos mismos, en los que nos suponen seguros o, en el peor de los casos, debido a la desatención que nos ofrecen, porque el trabajo suele ser más importante la mayor de las veces, porque “de eso comemos” y “vestimos” y “vivimos”…

Somos, ahora ustedes lo son, el reflejo más cercano a las aspiraciones de nuestra familia, la esperanza de que algo debe cambiar para bien y que nos debe llevar a mejores rumbos que los que nos han ofrecido hasta ahora, como repite constantemente uno de nuestros profes: “Más allá de Valle de Lincoln”… Nada los detiene ahora, es cierto; pero deben decidir si quedarse cómodamente con lo que les han dado hasta este momento o salir a buscar más, aunque eso cueste mucho tiempo y esfuerzo; deben decidir si quedarse en blanco y negro o convertirse en una mancha de color que provoca, que rompe con lo establecido, sin aceptar las normas que les impiden volar, sin obligar a nadie a seguirlos, aunque eso le reviente el hígado a propios y extraños que sí, efectivamente, viven en blanco y negro…

Ahora que dejan la escuela secundaria, no hay vuelta atrás -aunque algunos tengan que regresar a entregar el trabajo de regularización de Español-, avancen y crezcan tanto como quieran, con lo que tengan a la mano, con el esfuerzo y trabajo que cada uno se autoimponga, con las ganas de salir adelante, tan adelante como les sea posible… y cuando sientan que ya no pueden dar más, cuando crean que ya no pueden más… levanten la cara y vean de frente su futuro, el que imaginan hoy, en este instante… tomen el aire suficiente y emprendan de nuevo la marcha hacia ese espacio que cada uno seguramente ganará, todos son buenos, todos valen la pena… no lo pierdan de vista… no lo olviden nunca…

Crecer duele, crecer y aprender duele mucho, y si no me creen pregunten a quienes llevan por delante: a sus familiares que se sienten triunfantes, a sus conocidos que han ganado algo en la vida, a quienes creen que viven mejor, a sus maestros… todos estarán de acuerdo conmigo, tal vez con otras palabras o con otra forma de expresarlo, pero cada uno coincidirá en que, efectivamente, crecer duele y aprender también, porque en el crecer se aprende y en el saber se crece, y sumar cada elemento de aprendizaje, aunque sea involuntario, cuesta… mucho… y duele aunque no quieras.

Papás… mamás… No hay mucho que festejar aún, falta mucho camino y serán ustedes quienes sostengan los pasos de sus hijos hasta que, por fin, aprendan por sí mismos a volar; son ustedes los responsables de qué tan alto lleguen, pero no porque los obliguen, vigilen o enseñen, sino porque se los permiten. Compañeros… el destino es suyo, y lo que hagan o dejen de hacer será sólo responsabilidad de ustedes, de nadie más… decidan bien, actúen bien, hagan buenas cosas y no vuelvan a la escuela hasta que estén dispuestos a devolver lo que recibieron de ella.

Nos seguiremos viendo como vecinos, seguramente más de lo que quisiéramos algunos, pero pronto los veremos como profesionistas o expertos en algo que será de utilidad para la comunidad en la que hemos crecido. Salgan adelante, sean ejemplo y demuestren que estos tres años han valido la pena… Digámoslo fuerte, digámoslo juntos… Escuela Secundaria 113, “Gral. Carlos Salazar Ruiz”:

Muchas gracias.

lunes, 11 de julio de 2022

Lo que sigue...

Concluir ciclos puede ser un tanto difícil para algunos e imposible para otros; los primeros, sufren lo necesario para conquistar metas, para crecer y continuar su camino con un montón de aprendizajes como respaldo de lo que, tarde o temprano, se convertirá en hechos, en acciones y, sin duda alguna, en triunfos. Los otros, son lo que avanzan, o creen hacerlo, sin reflexionar lo má
s mínimo para aprehender conocimiento, los que tendrán que enfrentar duras pruebas que les atascará el camino que se debe andar para subsistir en este mundo cambiante, en esta realidad que exige cada día más a quienes participan de ella.

En mi escuelita eso se ve cada año, al finalizar y desde que inicia… es inevitable ese bucle interminable de cierres y aperturas entre mis alumnos y los que vienen detrás, los que siguen porque quieren y los que acuden a la escuela porque no tienen otra opción que obedecer la costumbre social que les obliga a perseguir el sueño que alguien les ha dicho que existe: “Estudia para que seas un triunfador, para que seas alguien en la vida”, cuando en la vida se es cuando se tiene claridad en lo que se busca, en lo que se quiere lograr, en lo que satisfaga las necesidades de ser alguien en la sociedad o comunidad en la que se convive a diario.

Este ciclo escolar 2021-2022 fue una prueba de fuego para muchos jóvenes que ahora dejan la secundaria y buscan el siguiente nivel; su paso por la pandemia puso a prueba el talante familiar y el personal, y la prueba no ha sido sencilla: el aislamiento, las clases en línea, la pérdida de seres queridos, de muchas libertades y la ganancia de muchas señas de libertinaje y desatención, es lo menos que puedo mencionar. La pandemia dejó al descubierto nuestras deficiencias, nuestras carencias, nuestras debilidades, nuestros miedos e inseguridades; pero también abrió la oportunidad de demostrar fortalezas, espíritu solidario, sensibilidad y necesidad de salir a devorar el mundo con los recursos con los que se cuenta, de reinventarnos de manera resiliente…

¿Cuántas de esas últimas tomaste para ti? ¿cuántas de esas sustituyeron malos hábitos? ¿cuántas oportunidades de conocer más, de conocer mejor, de conocer a quienes nos rodean y a nosotros mismos, aprovechamos para ser más? La reflexión no es vana y requiere sinceridad, objetividad y seriedad…

Si me preguntaran -y sé que no lo harán en mi escuelita porque no es habitual preocuparse por otros más que por sí mismos- qué aprendí este ciclo escolar, podría contestar que aprendí a ser más atento a mi entorno -y eso es mucho decir porque vivo despistado todo el tiempo-, pero no sólo a lo que me rodea, sino a los gestos de mis alumnos, a los sonidos sordos que emiten cuando algo se mueve en su interior, a sus miradas culposas cuando les falta el trabajo y a las que echan culpas cuando la falla no es su registro exclusivo. Aprendí a escuchar de lejos sus ideas, a traducir sus inquietudes, a retar con sentido su intelecto y sus habilidades; aprendí a decir, con palabras menos duras, lo que creo que les falta y que nadie les dará si no lo construyen por su cuenta.

¿Qué les dejé? No lo sé… pero quedo satisfecho, aun cuando muchos reprobaron por falta de trabajo y no por falta de capacidad, porque he de reconocer que mis alumnos son competentes en muchas cosas, aunque les falla la organización del tiempo porque nadie les ha enseñado, exigido, mostrado o disciplinado en ese rubro; porque su competencia sigue en construcción y lamento que no seré testigo de lo que harán el siguiente año, en esta u otra escuela. Y en verdad lo lamento, porque me gustaría mucho, aunque siempre diga lo contrario, de saber qué hacen y cómo resuelven los siguientes retos, los que vienen, los que siguen…

Me gustaría saber, si el tiempo lo permite, que algunos son médicos, mecánicos, comerciantes, artistas, políticos, profesores, ingenieros, carpinteros, fotógrafos o lo que quieran ser, con éxito, destacados en lo que sea que hayan decidido hacer y ser… SER… así, con mayúscula, porque si bien la escuela es uno de los caminos -y el que suelo recomendar-, no es el único con el que habrán de toparse en lo que les falta por avanzar, por seguir, por crecer. Confío en que todo saldrá bien para ellos y, de pasada, para los que les hemos acompañado.

martes, 29 de junio de 2021

Nos echamos otro ciclo escolar

Por fin daremos por terminado este ciclo escolar que, si no se deja en el olvido, formará parte de la historia de todos nosotros. Será recordado como el primer ciclo completo en línea… Sí, el primero, porque si continuamos con las mismas prácticas humanas seguramente habrá más de estos con mayor frecuencia; no hay garantías de esto, pero tampoco de que todo volverá a la normalidad pronto. En ese sentido, hay quienes dicen que seguiremos de este modo hasta octubre o más allá, mientras otros se rasgan las vestiduras por la necesidad de deshacerse de sus hijos que duermen hasta tarde, que comen tres veces al día, que no hacen lo que deben para el sostenimiento de la casa, que tampoco demuestran interés por las clases o tareas.

Afortunadamente para todos, somos muchos más quienes nos preocupamos por cumplir, y hacer cumplir, lo que esta situación nos exige. Somos más los que nos movemos temprano para hacer lo que nos toca, y por temprano no me refiero necesariamente a la hora del día, sino a la inmediatez que imprimimos con la finalidad de que nos quede tiempo para otras cosas que pudieran resultar más divertidas o menos demandantes, tal vez ver la tele, leer un libro o el periódico, sentarse a la mesa en familia, platicar, compartir lo aprendido en el día a día, qué sé yo…

Estos diez meses que duró el ciclo escolar parecían más largos de lo que fueron, se antojaban cuesta arriba en agosto y en noviembre apenas nos marcaba el ritmo; ya en marzo las cosas cambiaron, el trabajo aminoró -o nos acostumbramos a él- y las cosas comenzaron a pintar de otro color para quienes pusieron esfuerzo y dedicación. Fue entonces que entendí que muchas veces es más importante y valioso el empeño que el talento… Sí ya sé que suena raro, pero ¿a poco no? No importa muchas veces que seas el más inteligente, sino el más listo; el que sabe cómo distribuir su día en horas, minutos e intentos para realizar lo que le solicitan.

Lo anterior lo comprobé con mis alumnos, no con todos, pero sí con aquellos que tuvieron -y se dieron- la oportunidad de estar en clase, de completar las fichas de trabajo, de aprender aunque fuera poquito mientras se ponían a trabajar en mis chiflazones, en mis propuestas de proyecto; en los que respondían mis preguntas y planteaban las propias en la clase, en los que se conectaban a las 7:30 de la mañana o antes; en los que encendían sus cámaras porque se sabían vistos o intuían la importancia de no ser invisibles, los que entendieron que hacerse notar empieza por el rostro, los que compartían su desayuno con los demás o los que no se peinaban por llegar a tiempo a la conexión, los que tenían que bajar el volumen de sus teléfonos, tabletas o computadoras, o no encendían la luz, porque en casa seguían dormidos; en las mamás y papás que entraban a la clase y también preguntaban y hasta en aquellos que, en los primeros días, maldecían al profe -a mí- porque no entendían que el trabajo era de tal o cual modo.

Aprendí de todos, mucho… incluso los conocí más de lo que me hubiera permitido de modo presencial. Verlos encajonados en espacios limitados por el marco de la pantalla me calaba profundo porque me di cuenta de que prefiero verlos revueltos en el salón, hablando entre ellos, compartiendo explicaciones, inquietudes, cuestionando el tema, la clase o al profe, mientras construyen su conocimiento. Allí no hubieran podido esconderse en una cámara apagada -aunque a veces se me antoja que apaguen el micrófono-, allí los prefiero móviles, de carne y hueso, sensibles a las palabras y a las ideas; allí, en el aula de verdad, no en la virtual, hubiera podido intercambiar palabras con muchos papás y mamás que, en busca de soluciones a las calificaciones de sus hijos, acuden a la escuela para escuchar lo que se tiene que decir, aunque no les guste escucharlo.

Pero terminó el ciclo escolar igual que como inició: en línea, de lejos pero más cerca, sin oportunidad de premiar o sancionar el esfuerzo individual, debido a una disposición absurda de la SEP que deja en ridículo e inutiliza el trabajo de cada profe, el esfuerzo de cada familia y el empeño de mis alumnos, amparado en un falso humanismo que retrasa el logro que implicó la inversión, económica y de tiempo, de cada participante en el proceso educativo y enaltece el populismo que, ignorante, aplaude la decisión y se burla del esfuerzo de las escuelas y docentes, pero además, que exige -como si lo mereciera- mayor calificación porque en diez meses no tuvo para comprar un celular, aunque sí para cosas menos productivas que acortan la visión de futuro hacia el interior de sus familias.

Es momento de echar tierra a este ciclo escolar, de avanzar al que sigue de manera incierta, porque no sabemos en qué condiciones volveremos -si es que volvemos-; es momento de poner en práctica todo lo aprendido en casa, con los dispositivos, con la internet, con Classroom o Facebook; en momento de fortalecer los lazos entre la familia y profesores y entender que el trabajo escolar se divide en tres partes: alumnos, padres y escuela, entender que si una de estas partes falla, no habrá avance útil para nadie, principalmente para los estudiantes, para mis alumnos.

A quienes avanzaron con pasos firmes, mil felicidades; a quienes no enfrentaron el reto y se ocultaron en el anonimato -padres y alumnos-, perseverancia y conciencia ante la oportunidad que desperdiciaron; a los padres y madres de familia que siempre estuvieron presentes, gracias. Muchas gracias.

viernes, 19 de junio de 2020

Si el promedio no te sirve

Llegamos al fin de ciclo y te acaban de entregar calificaciones. Te diste cuenta -o tus papás-, por fin, que tu falta de trabajo no sirvión de nada y que tienes que regularizar Español de 2° o 3°. ¿Te acuerda que te dije que eso podía pasar y me ignoraste? Bueno, allí está la respuesta a tu indiferencia.

Para regularizar tu situación la cosa es sencilla: tienes que hacer completo el cuaderno de regularización, al pie de la letra, talcomo lo indican las instrucciones que allí se describen. Eso implica que debes leer, además una novela para integrarla como parte del cuadernillo. Para encontrar ambas cosas debes ingresar al menú Lecturas, fichas y otras cosas y, después, buscar una carpeta de materiales según tu grado, 2° o 3°. En esa carpeta encontrarás el material para trabajar este verano. Hay otra carpeta que se llama Novels, De allí debes elegir una y leerla. Tienes muchas opciones para elegir.

Si eres de 2°, además de lo anterior, te aviso que tendrás un examen en agosto, para lo cual debes poner mucha atención a los temas de reflexión y ejercicios del cuadernillo, que servirán como guia para dicho examen.

Ahora sí. Pónte a trabajar y desquita todo lo que no hiciste a lo largo del ciclo escolar.

Nos vemos en agosto.

martes, 9 de junio de 2020

Lo que queda. Nos vamos.


Este ciclo escolar se debe guardar en la memoria de todos los intervenimos, directa e indirectamente, en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin lugar a dudas, será el principio de cosas nuevas y la repetición incesante de muchas similares a las que hemos atestiguado en los últimos meses: el encierro forzado por cuestiones de salud o seguridad social, compras de pánico, descuido de nosotros mismos y de nuestras responsabilidades, simulación, vagancia justificada en casa, uso y abuso de redes sociales, pretextos para no hacer; y, después de las calificaciones, la creencia de que no importa cumplir con nada, igual no pasa nada… Pero sí pasa.

Pasa que te vuelves flojo sin excusas, hasta que tienes que enfrentarte en solitario a la realidad, pasa que quienes justificaron tus explicaciones para no cumplir, tarde o temprano se van a hartar de tus mentiras que aprendiste de ellos, pasa que no tendrás con qué dar frente a tu futuro, ni cómo explicar tu camino coartado por ti mismo, pasa que los “más mensos, los que sí entregaron todo” te toman la delantera y saben tu secreto porque te encargaste de gritarlo a voces. Pasa que te pasa todo y no llegas a nada… ¿qué feo verdad?

Los corajes de tu mamá porque le quitaste el celular para hacer tus tareas, será algo que no olvidaremos; las veces que maldijo a los maestros porque siguen cobrando sin hacer nada, se verá reflejado en tu carácter y en tus propias palabras cuando seas mayor; las ocasiones -espero que muchas- que se sentó a tu lado, ya fuera para supervisar tu trabajo o para aprender y recordar sus propias clases contigo, será tu recompensa y la de ella. Te lo puedo asegurar, cada momento en casa, entre todos, lograron construir momentos que nadie va a olvidar, aunque habrá quienes lo quieran ocultar.

Tendrás la oportunidad de seguir creciendo, de avanzar, de aprender cosas nuevas y recordar otras que ya sabías; algunos brincarán a la prepa, otros no, pero seguirán su camino lejos de la escuela secundaria -aunque pasen junto a su barda o vayan a dejar lonche-. Y ese camino, que no parece tan distinto al de los demás, será sólo tuyo, nadie te acompaña, tú lo haces con tus decisiones, con tus ganas, con lo que sabes y lo que aprendes.

En la vida, cuando uno empieza su camino, lo primero que hace es tirar a la basura el mapa que te dan tus padres y la escuela para empezar a dibujar el propio. Eso es bueno si sabes cómo hacerlo. Debes tener claro que no se llega lejos en la vida basado en lo que ya sabes, pues para avanzar se requiere aprender lo necesario para salir del lugar en el que te sientes cómodo por ahora, para buscar nuevos escenarios construidos sólo para ti.

Lo importante, apunta esto, es lo que viene para ti y los tuyos; no necesariamente la meta, esa tal vez se modifique mientras andas, no; lo importante es el camino, lo que te queda son las canciones que cantas, las fotos que tomas y guardas, las personas que conoces y con quienes platicas, lo que comes y lo que bebes ¡vaya! Cada cosa que pruebas: experiencias, vivencias, formas nuevas de decir o de escuchar, de leer o de escribir, de dibujar, de cantar y de contar, es lo que se queda contigo para siempre, tal como nos ha pasado a todos este ciclo escolar.

Nos vemos algún día.

martes, 2 de junio de 2020

Hagamos una pausa


En los días más recientes nos hemos ocupado en las actividades de todos los maestros, en buscar pretextos para las calificaciones obtenidas, en las noticias sobre la contingencia, la crisis de la cerveza, el pleito entre Karla Panini contra el mundo, los disturbios violentos en muchas partes de Estados Unidos y otros países en protesta por la violencia racial y cosas por el estilo… Ha sido cansado, extenuante y, en ocasiones, asfixiante. Afortunadamente, según el Gobernador, ya podemos salir un poco a la calle con todas las precauciones debidas, aunque no podemos volver a la escuela todavía; según Gatell, debemos seguir encerrados un buen rato para evitar que esto se incendie de nueva cuenta y tener que seguir guardados hasta el próximo año.

Debo felicitarlos porque lo que han enviado, como tareas de Español, han rebasado lo que esperaba; no en cantidad, sino en ideas que es lo que importa. Lamentablemente muchos de sus compañeros no han hecho el intento por entregar algo, aunque se han contactado para preguntar cuándo volvemos, cuándo se entrega tal o cual cosa, cómo regularizar, si es cierto que van a pasar todos y cosas así; también hay muchos que no sabemos si respiran todavía, porque no han dado ninguna señal de vida, tal vez por falta de internet -lo cual dudo porque en casa tienen celulares-, o simplemente por falta de ganas…

Platiqué con uno de sus compañeros que preguntaba qué seguía. Mi respuesta fue que tenía dudas -todavía las tengo- sobre cómo trabajar el último proyecto y aquello de los puntos extras… Me dio un par de ideas, le compartí la mía y hoy decidí que hagamos una pausa… Sí, una pausa… que esta semana, si has entregado las cuatro tareas, no hagas nada; pero si te falta alguna, la pausa será menor, porque debes completar eso…

La pausa durará sólo hasta el lunes, porque el viernes será tu límite para enviar lo que te falte… supongo que es poco, por eso no te doy más tiempo -además que no lo tenemos- ¿sale?

¿Qué debes hacer? Te lo explico, pero lo mejor sería que revisaras los proyectos publicados donde ya sabes…

Si eres de 2°.

Proyecto 11.

  • Un texto de seis o siete párrafos -no preguntes de cuantos renglones, ya lo hemos hablado antes-, donde opines sobre lo que se aborda en las actividades.
Proyecto 12.
  • Una campaña en vídeo que sirva a quienes la vean para aprender cosas que tú sabes, o para saber qué hacer con su tiempo durante esta contingencia… tal vez aprender algo, tal vez desarrollar alguna idea; una rutina de ejercicio físico o mental… tal vez que le enseñes a tu público cómo hacer stand up, o algo en lo que te sientas experto, a usar algún programa de computadora, editar imágenes, audio o video, hacer tik tok o elaborar algún producto casero, galletas, sopa, una torta supermegaultragolona…
Proyecto 13.
  • Un reglamento sobre el uso de redes sociales para el trabajo escolar. Por supuesto, debes utilizar apartados que definan claramente su intención y establece sanciones que sean pertinentes.
Proyecto 14.
  • Una mesa redonda en vídeo en la que platiques sobre tus experiencias durante este tiempo… según las reglas descritas en el proyecto publicado.
Si eres de 3°

Proyecto 10.
  • Redacta un texto que trate lo mismo que el esquema que debes hacer con el material propuesto. La base del escrito es el esquema, no la lectura de donde salió éste. Al terminar agrega una conclusión y una introducción, para que se transforme en un texto académico.
Proyecto 11.
  • Diez parrafitos (no me preguntes de cuántos renglones, pero te recuerdo que deben tener idea principal, idea secundaria y confirmación, prueba, garantía o ejemplo) que planteen tus ideas de la obra publicada en el proyecto, según el guion. Agrega una conclusión donde expreses la opinión de tu trabajo y la obra y una introducción.
Proyecto 12.
  • Historieta, de 18 a 24 viñetas, para ser enviada, como resultado de tus actividades. Puedes hacerla a mano, si eres bueno dibujando o si conoces a alguien que te ayude a hacerlo; o en algún programa que te facilite elaborar los dibujos (Pixton, Bubblr, Fotojet, Storybird, Voki, Marvel, Toondoo, Witty Comic, Superlame, Stripgenerator, Make Beliefs Comix, StoryboardThat, Bitstrips, Write Comics, CreaComics, PlayComic, o cualquier otro que conozcas y que además sea gratis).
Proyecto 13.
  • Actividad 9 y Tarea 4, según la publicación del proyecto.
Una vez terminado lo pendiente, tienes que enviarlo a benavidescsr113@gmail.com, con la clave que ya he explicado varia veces pero que te explico otra vez con un ejemplo…


T32JAristimuño_Calíope75, que quiere decir: Tarea3GradoGrupoApellido_NombreNúmero de lista

¿Queda claro? Tienes hasta el viernes 5 de junio, no importa la hora, pero sí el día… ¿sale?

lunes, 18 de mayo de 2020

Proyecto 14, para 2°. Todos a la mesa


¿Qué hacen en casa mientras comen o cuando terminan de comer, almorzar o cenar? ¿Platican? ¿Qué? ¿Te preguntan cómo te fue ese día? ¿Tu papá o mamá comparten sobre su día? ¿Participan todos? Si lo hacen, a eso se le llama sobremesa, que no es otra cosa más que el intercambio de ideas o experiencias relacionadas con algo, algún tema, propuesto por quien inició la charla. Pero deja te platico cómo inicia esta tradición…

En la leyenda del rey Arturo, la Mesa Redonda o Tabla Redonda era una mesa mística de Camelot alrededor de la cual el rey y sus caballeros se sentaban para discutir asuntos cruciales para la seguridad del reino. En algunas versiones, el mago Merlín también tenía un asiento.

La historia más popular sobre el origen de la mesa aparece por primera vez en el Merlín, de Robert de Boron, que fue adoptada por romances en prosa posteriores. En ella, la mesa fue creada por Merlín como imitación de la mesa de la Última Cena. En otras obras, la Mesa Redonda fue creada por el rey de Arturo, Uther Pendragon.

No hay ningún lugar privilegiado en una mesa redonda, por lo que ninguna persona sobresale del resto. Así, los caballeros que se reunían a su alrededor eran todos iguales y no había ningún «líder» como los de tantas otras mesas medievales. Algunos estudiosos de este antiguo tema dicen que la mesa estaba construida en segmentos y tenía un centro hueco. De esta forma se habría ahorrado mucho material en su fabricación y se habría facilitado el servir comida a los caballeros. Dado que no se conserva ningún retrato de la Mesa Redonda de la época en la que se dice que Arturo reinó, todo el asunto es pura especulación.

Esta introducción pretende darte una idea de lo que sigue en este proyecto. Sí, van a participar en una mesa redonda de manera virtual junto a otros compañeros. La modalidad que seguirán será la de un foro, entendido como una técnica de comunicación oral o virtual, realizada en grupos, con base en un contenido de interés general que origine una discusión o plática entre expertos; es decir, un tipo de reunión donde distintas personas conversan, manera informal o formal, en torno a un tema de interés común, ante un auditorio que, a menudo, puede intervenir en la discusión.

El objetivo del foro es conocer las opiniones sobre un tema concreto. A continuación, te comparto algunas de sus características.
  • Libre expresión de ideas y opiniones de los integrantes, sin faltarse al respeto de ningún modo.
  • Permite la discusión de cualquier tema de interés general.
  • Es informal (casi siempre); es decir, se parte de lo que se sabe y un poquito de lo que se ha investigado.
  • Generalmente se realiza el foro después de una actividad de interés general, o mientras el tema esté vigente entre el público.
  • Puede constituir también la parte final de una mesa redonda, simposio, entre otros.


Esta plática o intercambio de ideas, suele ser dirigida por un Moderador, cuya tarea es
  • Conocer sobre el tema que se tratará en el foro.
  • Formular preguntas concretas y estimulantes referidas al tema.
  • Distribuir el uso de la palabra entre los participantes; es decir, acuerda con los participantes el orden de intervención.
  • Limita el tiempo de las exposiciones; es decir, procura que cada expositor tenga el mismo tiempo de participación que el resto.
  • Controla la participación espontánea, imprevisible y heterogénea de un público numeroso y desconocido.

¿Qué hace el moderador?

El moderador es una parte esencial en un foro porque

  • Anuncia el tema, hecho, problema o actividad que se va a discutir o analizar y lo ubica dentro del proceso.
    • Declara iniciado el foro, anima a los presentes a participar, propone preguntas que despierten su interés.
  • Describe la actividad que se va a realizar, da las instrucciones sobre las normas que regulan la participación de los asistentes.
    • Señala las reglas del foro.
    • Inicia el foro con una explicación breve del tema y los motivos que lo originan.
  • Al finalizar, el moderador hace una síntesis de las opiniones expuestas y extrae las posibles conclusiones.
    • Cierra el foro con un mensaje de despedida relacionado con la plática.

¿Cómo organiza el moderador el foro?

  • Anuncia el tema y el objetivo de la discusión.
  • Presenta a los panelistas (expositores).
  • Determina el tiempo de la discusión y el de la realización de las preguntas.
  • Inicia la plática en el orden ya establecido.
  • Mantiene vivo y animado el intercambio de ideas, de modo que cuando los expositores se quedan callados, provoca con preguntas su participación.
  • Evita que los panelistas se salgan del tema.
  • Evita que los panelistas repitan lo que ya se compartió.
  • Hace resúmenes al terminar los subtemas tratados en la plática.
  • Concede la palabra a los miembros del auditorio, al terminar la discusión.
  • Finaliza la discusión con un resumen general de lo expuesto.

¿Y los expositores?

Ellos se encargan de compartir sus ideas sobre el tema elegido. Por supuesto no se trata de improvisar, porque se requiere ser experto en el tema que se comparte, pero la exposición no es tan rígida o formal como una clase o una conferencia, sino que puede apoyarse en notas rescatadas con anterioridad y por supuesto en notas que se toman mientras otro expositor tiene la palabra, para completar su idea o mejorarla.

Lo más importante, es que la plática debe parecer eso: una plática, un intercambio de ideas que buscan dar a conocer a un público lo que se sabe de un tema en particular. Para que eso sea posible, es indispensable escuchar con atención a cada participante, para saber cómo continuar, completar o corregir la idea ya compartida.

Si todavía no te queda muy claro qué es o en qué consiste una Mesa redonda, revisa el vídeo antes de resolver la primera actividad, que ya sabes donde encontrar... ¿no? ¡Ah...! Pues en Lecturas, fichas y otras cosas, en la carpeta Materiales de 2°.

Platicaremos durante el transcurso de tu trabajo...

Bai