¿Alguna vez se han preguntado cómo llegaron a este momento? No me refiero a este festejo, sino al momento en que se cuestionan sobre cuáles son las circunstancias que los han traído hasta aquí. ¿Han considerado que su camino, por largo que parezca, apenas inicia? Y aunque para algunos este será el último peldaño educativo en el que incursionen, para otros significa el principio de cualquier cosa que les depare el futuro que, si me permiten mencionarlo, hay quienes dicen que no es muy alentador… pero sí con muchas oportunidades de diferentes colores y dimensiones.
Ustedes, como yo, somos parte
de esa generación que, durante los siguientes cinco años, tendremos en común la
necesidad de sacudirnos una pandemia de carácter mundial que nos ha marcado
como dependientes, poco tolerantes al fracaso, producto de padres de algodón
que, en un afán de sobreprotección, no nos han permitido hacer y aprender en
situaciones equiparables con la realidad, sino en ambientes controlados por
ellos mismos, en los que nos suponen seguros o, en el peor de los casos, debido
a la desatención que nos ofrecen, porque el trabajo suele ser más importante la
mayor de las veces, porque “de eso comemos” y “vestimos” y “vivimos”…
Somos, ahora ustedes lo son,
el reflejo más cercano a las aspiraciones de nuestra familia, la esperanza de
que algo debe cambiar para bien y que nos debe llevar a mejores rumbos que los
que nos han ofrecido hasta ahora, como repite constantemente uno de nuestros
profes: “Más allá de Valle de Lincoln”… Nada los detiene ahora, es cierto; pero
deben decidir si quedarse cómodamente con lo que les han dado hasta este
momento o salir a buscar más, aunque eso cueste mucho tiempo y esfuerzo; deben
decidir si quedarse en blanco y negro o convertirse en una mancha de color que
provoca, que rompe con lo establecido, sin aceptar las normas que les impiden
volar, sin obligar a nadie a seguirlos, aunque eso le reviente el hígado a
propios y extraños que sí, efectivamente, viven en blanco y negro…
Ahora que dejan la escuela
secundaria, no hay vuelta atrás -aunque algunos tengan que regresar a entregar
el trabajo de regularización de Español-, avancen y crezcan tanto como quieran,
con lo que tengan a la mano, con el esfuerzo y trabajo que cada uno se
autoimponga, con las ganas de salir adelante, tan adelante como les sea
posible… y cuando sientan que ya no pueden dar más, cuando crean que ya no
pueden más… levanten la cara y vean de frente su futuro, el que imaginan hoy,
en este instante… tomen el aire suficiente y emprendan de nuevo la marcha hacia
ese espacio que cada uno seguramente ganará, todos son buenos, todos valen la
pena… no lo pierdan de vista… no lo olviden nunca…
Crecer duele, crecer y
aprender duele mucho, y si no me creen pregunten a quienes llevan por delante:
a sus familiares que se sienten triunfantes, a sus conocidos que han ganado
algo en la vida, a quienes creen que viven mejor, a sus maestros… todos estarán
de acuerdo conmigo, tal vez con otras palabras o con otra forma de expresarlo,
pero cada uno coincidirá en que, efectivamente, crecer duele y aprender
también, porque en el crecer se aprende y en el saber se crece, y sumar cada
elemento de aprendizaje, aunque sea involuntario, cuesta… mucho… y duele aunque
no quieras.
Papás… mamás… No hay mucho que
festejar aún, falta mucho camino y serán ustedes quienes sostengan los pasos de
sus hijos hasta que, por fin, aprendan por sí mismos a volar; son ustedes los
responsables de qué tan alto lleguen, pero no porque los obliguen, vigilen o
enseñen, sino porque se los permiten. Compañeros… el destino es suyo, y lo que
hagan o dejen de hacer será sólo responsabilidad de ustedes, de nadie más… decidan
bien, actúen bien, hagan buenas cosas y no vuelvan a la escuela hasta que estén
dispuestos a devolver lo que recibieron de ella.
Nos seguiremos viendo como
vecinos, seguramente más de lo que quisiéramos algunos, pero pronto los veremos
como profesionistas o expertos en algo que será de utilidad para la comunidad
en la que hemos crecido. Salgan adelante, sean ejemplo y demuestren que estos
tres años han valido la pena… Digámoslo fuerte, digámoslo juntos… Escuela Secundaria 113, “Gral. Carlos
Salazar Ruiz”:
Muchas gracias.