Regresamos a los salones y la vida se complica un poco más: tienes que levantarte más temprano, bañarte también más temprano, lavarte lo dientes, salir de casa con rumbo a la escuela, tomar las clases que te corresponda, cumplir con proyectos, actividades y tareas, preparar tus libros del día siguiente para lo cual tendrías que pasar en limpio lo este día, y cosas por el estilo.
La verdad sea dicha, nadie te obliga a ir a la escuela. Sí, sí... tu crees que todos los papás del mundo se han puesto de acuerdo para obligarte a hacerlo, pero no. Deja te explico de manera breve. La Consititución mexicana garantiza (espero que sepas el significado de la palabra garantizar) que tú, igual que el resto de tus compañeros tengan acceso a una educación de calidad; por eso digo que nadie te obliga. Así que tienes la oportunidad, casi gratis, de convertirte, profesionalmente, en quien tú desees.
¿Por qué casi gratis? Bueno, porque, en principio, te cuesta todo lo ya mencionado en el primer párrafo y, después, conforme avances de nivel, más allá de la secundaria, tendrás que ganarte esas oportunidades en cualquier Universidad, sin importar que esta sea pública o privada, en ocasiones con evaluaciones de ingreso, como en la UANL, o con el pago de una colegiatura, como sucede en las escuelas particulares, aunque también puede ser a través de Becas que se obtienen con un muy buen promedio.
La secundaria es tu oportunidad de crecer junto a tus compañeros y compañeras, aquellos que sabes tienen tus mismas inquietudes e intereses. En ocasiones no estarás de acuerdo con ellos, pero la mayor parte del tiempo estaás allí, aprendiendo a sobrevivir en una micro sociedad que te prepara para enfrentar el mundo de a deveras.
Tus maestros, tenemos la obligación de ofrecerte las herramientas, traducidas en conocimiento y habilidades, para que tu presente sea satisfactorio y que aprendas a enfrentar el futuro con la cara en alto, tomando decisiones y asumiendo las consecuencias de éstas; por ello la responsabilidad de aprender es sólo tuya, no de tus profes ni de tus papás... Nada, absolutamente nada, se considera un buen pretexto para no aprender. Se aprende de todo, hasta de lo que te sale mal, o acaso nunca has escuechado la expresión "¿Aprendiste la lección?" que no se refiere a una lección de escuela, presisamente...
Bueno, sin más rollo. El lunes nos vemos tempranito. Llega puntual y con ganas de conocer gente, cosas, palabras, pero también de adquirir conocimiento de las ciencias, la sociedad y el lenguaje.